Una representación consta sólo de dos elementos esenciales: actores y público.
La representación puede ser mímica o utilizar el lenguaje verbal.
Los personajes no tienen por qué ser seres humanos; los títeres o las marionetas (guiñol) han sido muy apreciados a lo largo de la historia, así como otros recursos escénicos.
Se puede realzar una representación por medio del vestuario, el maquillaje, los decorados, los accesorios, la iluminación, la música y los efectos especiales. Estos elementos se usan para ayudar a crear una ilusión de lugares, tiempos, personajes diferentes, o para enfatizar una cualidad especial de la representación y diferenciarla de la experiencia cotidiana.
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